Imagina que te encuentras en un limbo, sin saber quién eres ni qué circunstancias te rodean. Puede que seas una mujer multimillonaria en un país desarrollado o un niño campesino en una región rural de Nigeria. ¿Qué derechos creerías que deberías tener si no supieras tu lugar en la sociedad?
Este ejercicio mental, conocido como el velo de la ignorancia, fue propuesto por el filósofo John Rawls para ayudarnos a imaginar el deber ser sin pensar en lo que te afecta a tí. Según Rawls, si estuvieras en esa posición, sin saber tu estatus, género, nacionalidad o capacidades, probablemente diseñarías una sociedad en la que los derechos fundamentales se apliquen a todas las personas por igual, asegurando la justicia para cualquiera, sin importar quién sea.
El velo de la ignorancia y los derechos universales
Rawls argumenta que esta "posición original" detrás del velo de la ignorancia nos permite tomar decisiones más justas, imparciales y racionales sobre las reglas que deben regir a una sociedad.
En el contexto de los derechos humanos, esta idea tiene una conexión directa: la universalidad de los derechos implica que deben aplicarse a todos los seres humanos, sin importar dónde vivan, su cultura, género o posición económica. Esto es fundamental porque garantiza que, sin importar quién seas o dónde te encuentres, tendrás protección frente a abusos, injusticias y cualquier forma de discriminación.
La importancia de los derechos humanos universales
La universalidad de los derechos humanos actúa como un mecanismo de defensa, especialmente en situaciones donde las personas son vulnerables. Si no sabes quién podrías ser, lo más lógico es que quieras que los derechos se apliquen a todos. Por ejemplo, si te acusaran falsamente de un delito, necesitarías que tus derechos humanos, como el derecho a un juicio justo y a una defensa legal, se respetaran para que puedas demostrar tu inocencia. Este tipo de protección es esencial para garantizar la justicia y la equidad en cualquier sistema.
Además, los derechos humanos no solo protegen a las personas de acciones individuales, sino que también son un escudo contra abusos del poder estatal. Si vives en una sociedad donde los derechos se aplican universalmente, tienes una mayor seguridad de que las leyes y las decisiones judiciales se basarán en principios justos, sin discriminación.
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